domingo, 29 de noviembre de 2009

LA SABINA DEL HIERRO

La Sabina del Hierro ( especie autóctona al borde de la extinción )

Uno de los vegetales más característicos de nuestra flora autóctona es la Sabina (Juniperus turbinata), árbol de copa verde-oscura y densa, que puede alcanzar hasta 4 ó 5 metros de altura, aunque existen ejemplares de gran corpulencia que rebasan los 8 metros.
Su tronco, muy ramificado y frecuentemente retorcido, posee una corteza marrón-rojiza cuando joven, que se torna pardo-oscura y quebradiza al envejecer.
Las hojas, muy parecidas a las de los cupresos y cipreses, son diminutas, más o menos triangulares, aromáticas, y disponen a modo de escamas imbricadas (como las tejas de los tejados) recubriendo las ramitas.
Tanto las flores masculinas como las femeninas son muy pequeñas y poco llamativas, agrupándose en inflorescencias menudas en las ramas jóvenes.
Los frutos son esféricos, aproximadamente de un centímetro de diámetro, de color marrón-rojizo cuando maduran, encerrando en su interior de cuatro a diez semillas. Varias aves, entre ellas el cuervo, favorecen la diseminación de esta especie al ingerir los frutos.
La Sabina es un árbol de distribución típicamente norteafricana (Sur de Europa, Asia Menor, Norte de Africa, etc.), que también crece espontáneamente en Canarias. En nuestro Archipiélago se encuentra en todas las islas centrales y occidentales, formando parte de la vegetación termófila (junto a otros árboles como almácigos, acebuches, dragos, etc.), en las medianías bajas del territorio insular.

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