domingo, 28 de marzo de 2010

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Se denomina Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo o simplemente Plan E, al conjunto de medidas de política económica, ideadas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, para hacer frente a la mayor crisis de nuestra historia. Se trata supuestamente de crear puestos de trabajo, impulsando la actividad económica a base de movilizar grandes cantidades de dinero público. En teoría, todo muy bien, pero en la práctica ha resultado un blof manifiesto y ciertamente nefasto. Para Zapatero, el Plan E ha sido todo un éxito, ya que, según confiesa, contribuyó claramente a que las listas del paro moderasen su ritmo loco de crecimiento. De ahí que, sin pérdida de tiempo, pusiese en marcha una segunda edición de dicho Plan, eso sí, corregida y aumentada. Los resultados del Plan E inicial, diga lo que diga el Gobierno, han sido más bien raquíticos y contraproducentes, ya que ha contribuido a aumentar nuestro déficit público. Se trata de una simple medida del Ejecutivo, tan mezquina, que es imposible que aporte soluciones a la grave situación económica, que en España ha sido especialmente virulenta.La miopía de Zapatero le lleva a ver de modo muy distorsionado los efectos del Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo. Piensa que, con este tipo de planes, nuestra economía, recuperará en breve la senda de crecimiento sostenido, mejorando notablemente la productividad de sectores tan fundamentales como el transporte, la energía y hasta los servicios y la propia administración. El Plan E cuanta supuestamente con cuatro líneas claras de actuación, apoyo a las empresas y a las familias, fomento de empleo y medidas financieras y presupuestarias. Que sean efectivas para dar respuesta adecuada a la crisis económica, es ya otro cantar.Con este Plan E se ha intentado impulsar, a base de dinero público, la actividad económica española. Y aunque se adapte, como dice Zapatero, a las directrices y recomendaciones internacionales que vienen marcadas por el G-20 y por el Programa Europeo de Recuperación Económica, los resultados, hasta ahora, han sido pobres e incluso desfavorables. Pues ha supuesto un dispendio enorme de dinero público en inversiones claramente improductivas, que no generan riqueza alguna.La primera línea de actuación, evidentemente, tiene como principal objetivo impulsar la creación de empleo. Para que esta línea de actuación fuera más eficiente, se crea un Fondo para Entidades Locales y otro Fondo Especial para la Dinamización de la Economía y Empleo. Esto implica la movilización de importantes cantidades de dinero. Así y todo el éxito fue más bien exiguo, tanto en número de puestos de trabajo logrados, como en la calidad de los mismos.Las líneas de actuación de apoyo a la familia y apoyo a las empresas también han resultado ampliamente infructuosas, a pesar de las medidas de carácter fiscal arbitradas en su apoyo. Pues ni las familias ni las empresas tuvieron acceso libre a líneas de crédito para financiarse de acuerdo con sus necesidades. A pesar de la línea de actuación que, de manera coordinada con los demás países de la Unión Europea, trató de proporcionar fluidez al sistema financiero español, la banca carecía de la precisa liquidez para mantener abierto el canal de crédito hacia estos dos colectivos. Pues es enorme la dificultad con que se encuentra la Banca para captar fondos, como consecuencia de la morosidad ocasionada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Además, para mayor inri, se la obliga a financiar en el exterior, en euros y a largo plazo, la mayor parte del déficit corriente español. Dadas estas circunstancias, apenas si alcanza el dinero para refinanciar, a un coste razonable, los correspondientes vencimientos anuales. En el Plan E primitivo se derrochó dinero a espuertas en gastos inútiles para aligerar provisionalmente las listas del paro. Ni un solo euro de dicho Plan se destinó a inversión productiva, que es la única capaz de generar riqueza y de mejorar las expectativas de creación de empleo estable y sostenido. Se gastó el dinero en levantar y ensanchar aceras, construir pistas de pádel, alguna que otra piscina de verano y otra serie de trabajos por el estilo. Ninguna de las obras que se realizaron, con cargo al Plan E, era urgente y ni siquiera necesaria.Y el dinero público previsto para el Plan E actual, según todos los indicios, lleva exactamente el mismo camino: se olvidan de las aceras y ponen el acento en cuestiones paisajísticas y en itinerarios peatonales; hay previstos spas, y campos de fútbol de césped artificial y gran cantidad de kilómetros de carriles bici. Como en el primer Plan E, vuelven a construir pistas de pádel, piscinas de verano y a derrochar, sin control alguno, el dinero del contribuyente. Este Plan E coincide en un punto con el anterior, en derrochar el dinero público en actuaciones sumamente pintorescas. Ante todo, hay que disimular y aparentar que se crean puestos de trabajo.En el nuevo Plan E, además, se da la circunstancia de que aproximadamente un 50% del dinero previsto se pierde por el camino, sin servir, en ningún caso, para los trabajos reales a los que va destinado. De ese fondo, para empezar, hay que detraer el importe del IVA que esté vigente en el momento de hacer los pagos. Esto, claro está, sin contar el 20% de los fondos que los Ayuntamientos destinarán a gastos corrientes y otro 20% reservado para la compra de equipamientos. A esto hay que agregar los gastos necesarios para reciclar y trasladar los carteles o vallas publicitarias al lugar de la nueva obra. Pero de inversión productiva, nada de nada.El Plan Español para el Estímulo de la Economía y del Empleo, al que Zapatero vincula la creación de muchos puestos de trabajo, ha sido duramente criticado hasta por Rodríguez Ibarra. En unas declaraciones a La Gaceta, el que fuera presidente de Extremadura, dice que el Plan E es “el gran PER nacional”. Ha dado en el clavo. La definición es corta, pero no puede ser más gráfica.

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